¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS PROBLEMAS DE NUESTROS HIJOS?

¿Te preocupa y ocupa ver cómo tus hijos pierden el equilibrio emocional y se dispersan?
Suelen ser las madres las primeras que alertan y consultan sobre la necesidad de acompañar y/o reforzar emocionalmente a su hijo o hija. A menudo son ellas las que perciben que su hijo o hija tiene problemas y no sabe cómo afrontarlos.
Son las madres las que anticipan que las relaciones de sus hijos no van bien ni sus estudios. Que la conexión entre ellos y los padres no funciona.
Pero detrás de estos problemas siempre está la pareja. Una pareja que es el reflejo de la familia y, por tanto, así hay que afrontarlo.
Me gustaría tener la respuesta exacta y concreta a la pregunta inicial. Si así fuera, sería un crack, pero no la tengo.
Sin embargo, lo que sí puedo hacer es compartir algunas de mis experiencias en acompañamientos a familias, a parejas y a jóvenes. Puedo abordarlo desde mi punto de vista y los conocimientos que he acumulado en mis formaciones.
El caso es que siempre son los hijos los que aparecen perjudicados en un entorno de conflicto familiar.
Por supuesto, todos los hijos son distintos y cada uno de ellos, igual que sus padres, nacen con un sello particular vinculado al clan familiar. También influye su predeisposición astrológica, tema en el que ahora no vamos a profundizar.
La cuestión es que el hijo o la hija nacen con unos condicionantes que se suman a su experiencia de la vida. A partir de ahí, lo que sucede es que van registrando patrones y hábitos de comportamiento. Ve, siente y padece situaciones que después hará suyas y replicará en su vida.
Por eso, los padres tienen que ser conscientes y consecuentes.
En este mundo convulso en que vivimos, cada día más se va acelerando la tensión en las interrelaciones con nuestros hijos. Y lo mismo ocurre con las relaciones que ellos mantienen con su entorno más cercano.
Estas son algunas de las razones por las que su estado emocional tiene el peligro de desestabilizarse y, por tanto, de condicionar su vida y su crecimiento harmónico.
Estos días he realizado algunos acompañamientos y casi siempre comienzan por la inquietud de la madre. Y lo que les propongo no siempre es bienvenido o es tenido en cuenta por los padres. No es lo que esperan que les diga.
Hay una tendencia preocupante de falta de responsabilidad. Domina el pensamiento de que la educación depende de los profesores y que son ellos los que deben resolver los conflictos correctamente.
En los acompañamientos emocionales sucede lo mismo. Los padres esperan que sea yo quien dé con la solución de su hijo, sin presionarlos demasiado a ellos. Suponen que éste es mi trabajo.
Lo que les propongo es sencillo y es lo siguiente:
Existen 3 referentes o claves que debemos tener en cuenta cuando hablamos de familia:
- El primero es que, en cuestiones de familia, hay que tener en cuenta el 4.
Me explico: el 1 sería el padre, el 2 sería la madre, el 3 es el hijo o hija, el 4 es la pareja.
Ésta es, realmente, la clave de todo.
- El segundo es que la pareja es el espejo principal.
En él, nuestros hijos miran cómo se comunica, cómo se relaciona, cómo se ama o cómo se discute.
La pareja sirve de modelo para los hijos.
- El tercer referente no se da en todos los casos, pero sí en la mayoría.
Estoy hablando de la separación o divorcio de los padres. Puede ocurrir en esa pareja, pero nunca los padres se pueden divorciar de sus hijos. Y esto no hay que olvidarlo.
La paternidad y maternidad son responsabilidades compartidas que hay que gestionar de forma adecuada y pensando en el beneficio de nuestros hijos o hijas.
Propongo dos preguntas que, al responderlas, nos aportan información y reflexiones para mejorar y superarnos como pareja y familia:
- ¿Qué nos delata o nos indica que las cosas no van todo lo bien que podrían ir y que necesitamos mejorar ?
- ¿Qué podemos hacer para mejorar y superar nuestra cohesión y vinculación familiar?
Las respuestas están vinculadas a dos indicadores o referentes que toda pareja puede revisar y auto evaluarse. Es así como puede prevenir las desconexiones entre ella misma y sus hijos.
La respuesta a la pregunta inicial seria la primera clave o indicador: la comunicación entre la pareja y los hijos.
Siempre nos podemos preguntar, a ser posible en pareja:
- ¿Cómo tenemos que comunicarnos entre pareja y familia?
- ¿Nos explicamos todo, poco, nada o lo necesario?
- ¿Cómo nos comunicamos asertivamente, con cariño o con formalismos?
Sin duda la comunicación es relevante.
Siempre se ha dicho que cuando una pareja lo comparte todo se refuerza a ella misma. Por eso podemos deducir que cuando lo compartido es mínimo, lo más probable es que se enfríe y se rompa.
La respuesta a la segunda pregunta nos lleva a buscar algún medio o elemento que nos ayude a saber qué debemos hacer para reforzar la relación. Y debe ser con más cohesión y vinculación.
Y, aquí, la segunda clave o indicador son los valores de familia, claros, vividos y compartidos con congruencia. Valores que llevan a un propósito común.
Siempre nos podemos preguntar, a ser posible en pareja:
- ¿Tenemos claros cuáles son los valores preferentes de la pareja o familia?
- ¿Compartimos los valores que queremos que nuestros hijos lleven a la sociedad?
Si el propósito es ser una familia emocionalmente estable el patrón o referentes que más nos pueden ayudar son los valores compartidos.
Por tanto, es necesario que los escojamos entre los miembros de la familia. De esta forma todos nos comprometemos, de manera conjunta, a vivirlos y compartirlos desde la congruencia y el respeto.
Una buena comunicación de familia, compartiéndolo todo, nos refuerza la seguridad y la confianza. Y trabajarla desde unos valores compartidos resulta la mejor estrategia
para afrontar las temporadas de debilidad o incerteza por las que todas las familias pasan.
JJ Vergé Oms
Hasta la próxima. Espero y deseo que sea de vuestro interés.
Podéis, si lo deseáis, preguntarme y/o hacerme cualquier comentario al respecto.
Yo os contestaré.
Siempre con vosotros, Joan Josep Vergé Oms.
Entrenador emocional.
Experto en Empoderamiento i Mindfulnes.
Activador de Valores y Facilitador de aprendizajes.